Las Cerezas de Lawrence Durrel

¡Hola a todos! Hoy os dejo con unas ilustraciones para un relato del gran Lawrence Durrell «Las Cerezas», un trabajo para una asignatura de ilustración, que también presenté en el Salón del Cómic de Granada. Para variar hice el trabajo con técnicas tradicionales, me apetecía mucho salirme de lo digital y estoy muy contento con el resultado, es la primera vez que uso alguno de los materiales que detallo, así que esto puede dar para más.

LAS CEREZAS

AUTOR: LAWRENCE DURRELL
TRADUCCIÓN: JAVIER MARÍAS
ILUSTRACIONES: JUANJO MEGÍAS

Yo vivía en la habitación más pequeña, arriba del todo, justo al final de la escalera. En la puerta había una manzana blanca que yo tenía que coger y hacer girar con la mano antes de poder meterme dentro. En las paredes había racimos de cerezas: del techo al suelo. En verano me daban sed. Una vez intenté coger algunas del dibujo para comérmelas, pero aquello no salió muy bien. El yeso y la cal tenían un sabor muy ácido.

Después, claro, me reí al pensar en mi tontería; pero me escocía mucho la lengua. Aquello duró mucho tiempo: pero, claro, estuve allí mucho tiempo.

Las Cerezas Lawrence Durrel. Ilustración Juanjo Megías
Tinta china a plumilla, spray y acuarela

Me acuerdo de las calles: muy largas y llenas de piedras que encajaban unas con otras en una superficie lisa. Parecían agua negra. Las farolas me mojaban al pasar con su agua amarilla. Aquello era de verdad. Tenía que cambiarme de ropa a menudo, y pasaba mucho frío. Mi pijama estaba seco, tenía una raya roja y otra azul. Me encantaba. A veces permanecía despierto frotándome el pecho contra él y haciendo presión con los brazos para intentar que me hiciera cosquillas. Me gustaba la raya roja mucho más que la azul, pero nunca lo saqué ala calle, por miedo a las farolas. ¡Oh! Era demasiado listo para salir y que se mojara.

Por la noche solía caminar muy lentamente, y notaba mi abrigo arrastrándose sobre mis hombros. A veces aquello me parecía también gracioso, y reía con fuerza; pero nunca fui capaz de reírme del ruido que hacían mis pies en las calles. Eran sobrios y mortecinos, y, según avanzaban y avanzaban, asestaban a las piedras golpes sonoros como bofetadas. El ruido me traía a la memoria cosas solemnes. No se puede reír con fuerza en una iglesia, ¿verdad? Así que solía mirarlos, viéndolos avanzar y avanzar por debajo de mí, como si en realidad no me pertenecieran. Era tan silencioso como un ratoncillo.

Las Cerezas Lawrence Durrel. Ilustración Juanjo Megías
Tinta china, rotuladores calibrados y spray

Había muchísima gente en la casa en la que vivía, y todos tenían llave. Ella me dio una llave también a mí, y yo disfrutaba metiéndola en la cerradura. La puerta era preciosa. Tenía un letrero con cifras: así: 33. A veces sabía que era simplemente treinta y tres, pero otras me parecía que era un signo, no un número. Una vez, por la noche, lo miré fijamente hasta que me pareció un rostro. Lo escribí en la pared de mi habitación, pero ella vino por la mañana y se enfadó mucho. Tenía una voz herrurnbrosa. Me dejó preocupado. Dijo que no debía lamer el papel pintado, aunque tuviera sed. Me dio miedo. Parecía furiosa. Yo intentaba no encontrarme con ella en el rellano, donde la ventana de cristal hacía que la cara se le viera verde.

Las Cerezas Lawrence Durrel. Ilustración Juanjo Megías
Rotuladores calibrados, plumilla, acuarela, carboncillo, pastel, retoque digital

Salía, la mayoría de las veces para ir a una casita con luces y mesas; siempre de noche. Allí era feliz. Tenía muchísimas cosas ricas de comer. Mis manos se sosegaban tocando cosas, o agitándose entre sí.

Fue aquí donde la vi por primera vez. Estaba sentada con el hombre llamado Boris, cuya voz era un mecanismo de relojería, como su rostro. No reía, jamás. Al verla empecé a temblar, y sentí frío en la parte interior de los muslos. Ella sonrió y desvió la mirada. Estaba sentada con el hombre llamado Boris. Desvió la mirada.

Entonces fui a su mesa, llevándole a ella unas flores de un jarrón,   ella se puso muy contenta, mirándome con los ojos muy abiertos. Pero el hombre llamado Boris me puso la mano en el brazo y habló con sus dedos. Yo dije:
-Si la música fuera el sustento del amor. -Muy alto, una y otra vez-: Si la música fuera el sustento del amor.

Pero cuando ella volvió la cabeza mis manos se quedaron inquietas.

Me tomé la comida, pero estuve listo. Los vigilé. Cuando se levantaron yo también me levanté y los seguí. Caminé muy despacio detrás de ellos durante un rato. No tenía nada que darle a ella, así que me arranqué la uña y corrí hacia el hombre llamado Boris.
-Dásela -dije-. Hazle un regalo.

Sus ojos jugaron al escondite en su barba, lo cual me hizo gracia. Así que me reí, sólo un poco, mientras me chupaba la mano. Ella abrió la boca para dejarme verlos dientecillos que tenía dentro. Después de eso me alejé muy rápidamente.

Las Cerezas Lawrence Durrel. Ilustración Juanjo Megías
Rotuladores calibrados, tinta china, acuarela, carboncillo, retoque digital

Aquella noche vi el rostro de ella. Lo dibujé en la pared encima de la cama. Así: 33. Era muy bonito, y sentí un dolor en el costado. Me impidió seguir durmiendo, así que leí un libro que decía, en lo alto de la página:

Y haré de mi amor un cuchillo afilado,
para volverlo contra mi, para buscar en mi cuerpo
la vena que duele,
que me duele siempre con la sensación de ella.

Al día siguiente volví allí, entre las luces. Corrí velozmente, con el abrigo bailando a mi alrededor. Me sentía feliz. Mis zapatos eran amarillos y ruidosos.

Pero ella no estaba allí. Esperé y esperé, pero no apareció. El hombre llamado Boris no apareció. Temblaba cada vez que me acordaba de su boca abierta con los dientecillos dentro, y me dolía el costado izquierdo. Me dolía. Pero ella no apareció. Y de nuevo aquella noche no pude dormir. La vi en la pared.

Las Cerezas Lawrence Durrel. Ilustración Juanjo Megías
Rotuladores calibrados, acuarela, carboncillo, pastel

Después de eso pasé muchos días esperando, pero ella no apareció. Seguía teniendo el dolor, abajo en el costado izquierdo, y seguía sin poder dormir mucho. A veces cantaba canciones durante la noche, como ido, pero el hombre del otro lado del rellano dijo que yo sonaba como un perro o algo así. No le hablé del dolor.

Dije, fingiendo:
-Debe de ser la ventana, que chirría. -Claro que sólo estaba fingiendo-. Es una bisagra -dije.

Creo que me creyó, porque se dio media vuelta y se fue.

Las Cerezas Lawrence Durrel. Ilustración Juanjo Megías
Rotuladores calibrados, tinta china, acuarela, carboncillo, ceras

¡Cuánto tiempo esperé! ¡Cuánto tiempo fue! Aquello siguió y siguió y siguió, no sé durante cuánto tiempo; pero yo la esperaba siempre. Ni ella ni el hombre llamado Boris aparecieron. La noche se convirtió en un tiempo muy largo. Una noche volví a leer el libro:

Y haré de mi amor un cuchillo afilado,
para volverlo contra mi, para buscar en mi cuerpo
la vena que duele,
que me duele siempre con la sensación de ella.

Claro que parecía muy solemne. Bebí mi llanto según salía de mis ojos. Luego me quité la ropa y me quedé de pie ante el espejo. Se me veía flaco, pero había parado de llorar. Puse la mano en el costado izquierdo, sobre el dolor, para así no errar el punto exacto. Podía verlas cerezas tras mi reflejo en el espejo. La navaja emitió un susurro, como si estuviera cortando seda. Luego me senté en la cama porque me sentía un poquito cansado. También me sentía un poco abierto en cierto modo. Pero aún podía verme en el espejo, con las cerezas tras mi reflejo. Tenía sed, pero sabía que no debía lamerlas.

Tuve mucho cuidado. Noté las manos un poco resbaladizas, pero no me importó. Todo parecía alejarse un poco de mí. Levanté la vista, pero no había venas; sólo tubos rojos» rizados. Miré cuidadosamente.

Entonces entraron todos desde fuera, haciendo ruido, y se quedaron de pie en la puerta. Noté lo grandes que tenían los ojos. Daban gritos y agitaban las manos muy rápidamente. Empecé a tener mucho hipo.
Dije:
-No he lamido las cerezas otra vez. Por favor, no he lamido las cerezas…

No parecían entenderme, y tuve miedo, así que me tapé la cara con las manos. Hubo un ruido en el rellano, y todo pareció alejarse. Miré una vez por entre los dedos. Las cerezas seguían allí.

Las Cerezas Lawrence Durrel. Ilustración Juanjo Megías
Rotuladores calibrados, carboncillo, tinta china, acuarela, pastel, tiza

Lápiz I – Hombres varios

¡Hola a todos!

He estado dibujando mucho y preparando material para el Salón del Cómic de Granada, que se celebrará el 12, 13 y 14 de marzo. Voy a exponer cómics e ilustraciones junto a otros compañeros de la Facultad, para ver lo bien que dibujamos todos ¡Nos veremos por allí!

Hoy subo unos dibujos a lápiz que hago en clases teóricas, y como siempre defiendo «se puede dibujar y atender a la vez».

Hombres a lápiz
Hombres a lápiz

Seguiremos el ciclo con mujeres, a ver cómo salen.

Un café por favor!!

– Y ¿a qué te dedicas?
– Soy dibujante de cómics
– Ah!… Y, ¿de que van? ¿De superhéroes? (sonrisa)
– No, yo escribo historias de la vida real, con gente normal. Creo que puede ser interesante, con algo de humor claro.
– Ah!… ¡Pues a ver cuando me sacas en uno de tus cómics!
– Créeme, es mejor que no salgas en ellos, todos los que aparecen no salen muy bien parados.

Y los sacas, les pones un espejo delante suya, les gusta y se ríen de ellos mismos, quizá porque al protagonista le suele ir aún peor que a los secundarios…

Y dicho esto «Un café por favor!!» Un cómic para una clase de Sergio García, dibujante de cómics, en plan cuenta lo que hiciste ayer ¡Con apariciones estelares y todo!

Un café por favor!!

Retrato realista

Hola a todos, después de unos meses sin actualizar. Resulta que lo último que quería postear era el corto de animación en el que estoy trabajando (post de abajo) pero se está alargando el proyecto más de lo esperado, así que al final he decido seguir posteando otros trabajos, mientras acabo el corto ¡Un día de estos!

Si en algo me especializado como dibujante es en hacer caras, más bien inventármelas, creo que se puede contar mucho a través de ellas. Por otro lado estos son retratos realistas, a los que me debería de dedicar más a menudo, pero como hay que dedicarles mucho amor y paciencia, pues se hacen pocos…

Aristocracia Punk?
Aristocracia Punk?

Este modelo protagonizó un anuncio de la colonia Loewe hace unos años, me pareció tan peculiar que tuve que dibujarlo, a lápices grasos. El anuncio era de una revista, años más tarde salió por televisión, con un zapateado flamenco de fondo musical, me sentó como un tiro, yo nunca haría una asociación así con esta imagen, seguramente lo repetirán por navidades, ¡estad alerta!

El Agente Smith
El Agente Smith

Esto también es la copia de una fotografía, el dibujo tiene ya bastantes años, una buena época a principios del 2000, en la que sólo pensaba en Matrix, jeje, hice muuuuuuuchos dibujos de los personajes de la saga, pero como me solía pasar por aquella época, no acababa ninguno, así que así se quedó, ¿pero creo que se sabe quién es no?

Mujer con algo que contarte
Mujer con algo que contarte

Este lo acabé anoche, esto se nota que está inventado claro. Me he comprado una libreta «Artist» de formato cuadrado, sólo para hacer rostros, es un buen formato para este tipo de dibujos, porque los folios DIN A4 y cía, siempre te condicionan a hacer retratos tipo busto, que ahora no me iteresan demasiado, las hojas de este cuaderno tienen la misma textura que las de las famosas «Moleskine», notas como se dibuja suavemente y si la goma se lo lleva todo del folio a la primera, ideal para los brillos finales, por ej.

Abuelo ancestral
Abuelo ancestral

Otra invención, este ya se sale del los lápices, encaje a lápiz azul y dibujo a rotrings y rotulador punta de pincel Tombo, no lo suelo usar mucho, porque la punta es muy grande, pero todo depende del tamaño del dibujo.

Lenguata

Lenguata es un dibujo a boli, algo complicado si no lo dominas y dominarlo no es fácil, por eso siempre dibujo a lápiz, porque estoy más cómodo. Lo bueno de dibujar a bolígrafo es que queda la expontáneo, lo malo es que lo que hagas se queda. Tarea dificil, que puede dar como resultado, entre otros, el estilo underground +info.

lenguata
Lenguata, puag!

De expedición

Este ya es nuevo 😛 Siguiendo un poco con el hiperrealismo de Geof Darrow y más en la línea cyberpunk, hoy presentamos «De expedición». Confieso que al final me perdí entre tanta línea, pero el color puso todo de nuevo en su lugar. Para el fondo estuve probando con texturas, estrellas, el resplandor de una luna y alguna otra cosa más, pero le quitaban demasiado protagonismo al dibujo que se quedaba muy en penumbra, sobre todo con el resplandor de la luna, así que al final decidí dejarlo en este verde plano que veis ahora.

De expedición
De expedición

Rockwell modernillo

Un dibujín versionando al maestro Norman Rockwell, famoso por sus ilustraciones para el semanario «Saturday Evening Post» +info. La versión parte de «The Art Critic«. La mía es una parodia sobre algunos de los «críticos de arte» que podemos encontrarnos hoy en día.  Creo que es la primera versión que hago de otro autor, siempre me había parecido raro ver el superman de tal autor, el TinTin versión fulanito, porque cada personaje es muy determinado para que otros lo adapten a su estilo, pero al probar con la ilustración de Rockwell me gustó la experiencia y creo que repetiré pronto. Aquí usé líneas afiladas, tipo plumilla, por darle un toque más retro.

Norman Rockwell
Norman Rockwell

Como ya habréis visto, la imagen es la de la cabecera del blog, que cambiará, ¿trimestralmente? ¿por ejemplo?, bueno lo hará de vez en cuando, tampoco hay que ajustarse a ningún calendario.

Saludos!

Esa extraña chica

Idolatro a Geof Darrow, es un dibujante de cómic hiperrealista cuyo trabajo sólo se basa en la línea y nada más ¡Pero jó que líneas! Tiene una concepción de la realidad que le permite crear esos diseños conceptuales que hemos disfrutado en pocas, pero bien escogidas películas de ciencia ficción… bueno que me enrollo: + info

Si me gusta su técnica es por los detalles descriptivos que crean personajes muy determinados, así que cuando me baso en su estilo, lo hago para tener un análisis detallado de una persona, normalmente gente que destaca por sus peculiaridades, gente rara, que es la que gusta dibujar. Es el caso de esta extraña chica, una compañera de clase que sólo vi una vez, pero la dibujé mentalmente, de lo cual me alegro, porque normalmente para estos trabajos se suele apoyar uno en fotografías. Darrow no, por supuesto.

Enigma
Enigma

Aquí un detalle del dibujo. La chapa de DC me la inventé también, pero un amigo me ha dicho que este personaje nunca llevaría esa chapa. A mí no me preguntes porqué, pero es cierto que no llevaba ninguna ropa de marca cuando la vi. La gente es compleja.

Detalle
Detalle

Cartoon cartoon!

El otro día hablaba del estilo cartoon, últimamente es a lo que más me estoy dedicando, nunca lo había probado, hasta el año pasado que surgieron algunos trababajos de caricaturas para el periódico, una cosa llamó a la otra y me puse a investigar gráficamente. Este fue uno de esos resultados:

Cartoon
Cartoon

No creo que se convierta en mi estilo, aunque me gustan mucho los resultados; sigo investigando. Las pruebas me sirvieron para utilizar las tramas, que también las tenía abandonadas, dan resultados muy buenos, pero creo que son complicadas de usar, para que queden como uno se imagina. Todo en la vida es práctica.

A ver si acabo una serie de portadas ficticias que estoy haciendo ahora y las cuelgo pronto, para que veáis la evolución de estilo.

Robo en los 50

Esto es una ilustración inspirada en los 50, una década que me gusta mucho. Aquí estaba empezando a caricaturizar un poco a los personajes, pero no terminaba de encaminarlos, aún sigo en ello. ¡El estilo, un gran problema! Dibujo a tinta en tres partes, los personajes y el mostrador por un lado, los asientos por otro y la lámpara en otro folio, para luego ajustar el encuadre moviendo las partes. Al final quedó una perspectiva muy loca que ha gustado bastante. Color a Photoshop, el amigo de los dibujantes.

Robo en los 50